al Mar Negro por el Estrecho del Bósforo.
El Bósforo desde Estambul
Ya desde la más remota antigüedad, el Ejército Griego cruzó el Mar Egeo y
¡Se armó la Guerra de Troya!
Cuentan las crónicas que los griegos, desesperados tras diez años de batallas contra los troyanos, hicieron como que se marcharon, dejando frente a la puerta de la ciudad de Troya un enorme caballo de madera, en el que se encerraron los más bravos guerreros, mientras que los barcos llenos de soldados griegos se escondían cerca.
Los troyanos pensaron que habían ganado, pasaron el regalo y festejaron con vino
su victoria, quedándose dormidos, confiados.
Los griegos salieron del caballo, mataron a la guardia troyana y abrieron las puertas de la muralla. Todo el ejército pudo entrar y aniquilar a los troyanos destruyendo la ciudad. Sólo unos pocos troyanos se salvaron.
El griego Aquiles alcanzado por una flecha.
En cambio, murío el jefe griego Aquiles de un flechazo en su talón
del pié derecho.
Cuando nació, su madre le agarró por ese talón y le metió
en una laguna para hacerle invencible.
El talón derecho no se mojó y quedó vulnerable a las heridas y a la muerte.
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