Por la tarde, mientras descansan un poco, se me ocurre
construir un Reloj de Arena con dos botellas de zumo.
Surge un problema: el hueco de los pitorros es pequeño y
no deja pasar la arena. Decido rebanarlos con una navaja.
Ahora el agujero es mayor, pero me cuesta pegar el plástico.
Rasgo un rulo de papel y lo unto de pegamento líquido.
Relleno una botella de arena y las uno por la boca.
¡No se tuercen, y la arena cae!
-¡Bién! Como Vickie- me dicen los niños.
Las sujeto con cinta aislante.
Hipótesis.- preguntamos si tardará mucho tiempo o poco tiempo
en pasar la arena de una botella a otra, y cómo lo mediríamos.
Podemos contar y ver a qué número llega.
Experiencia.- Volteamos el reloj para que la botella llena
quede arriba y contamos.
Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis.
Conclusión.- La arena cae muy rápido. El tiempo pasa.
Nosotros contamos y anotamos 6.
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