En el cuadro "La Casa Amarilla",
Van Gogh nos propone el juego de adivinar cuál es su casa,
descubriendo la ventana verde de su habitación.
Con pinturas de madera, coloreamos los detalles pequeños:
ventanas, toldos, puertas, personas.
Para su casa utilizamos un amarillo fosforito y, para las
demás, buscamos otros tonos: camel, brillante o anaranjado.
Pintamos con acuarela azul el cielo.
Con témpera amarilla con una gotita de naranja, el suelo.
Los colores brillantes nos dicen que Vincent se encuentra
bién en su casa de Arlés.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario