Por qué el pino, el abeto y el enebro
conservan sus hojas en Invierno
Cuenta la historia de un pájaro, que se rompe un ala y
no puede emigrar con sus hermanos.
Pregunta al álamo, al roble y al sauce si puede quedarse
a pasar el Invierno en sus ramas. Estos, orgullosos,
no le dejan y le echan -¡Véte, que vas a estropear mis ramas!
El pino, el abeto y el enebro que observan al pajarito
enfermo se ofrecen a ayudarle:
- Ven, te protegeré del viento -le dijo el pino.
- Quédate, y te cobijaré de la lluvia y de la nieve- contestó el abeto.
- Te permito que comas mis bayas dulces- respondió el enebro.
Aquella noche El Viento del Norte pasó por el bosque y hoja que tocaba,
hoja que caía, pero el Rey de la Escarcha le advirtió que a los árboles
que habían sido buenos con el pajarito, no los tocára. Y así lo hizo.
El pino, el abeto y el enebro conservaron sus hojas
todo el Invierno, hasta la Primavera.
Y desde entonces todos los años siempre ha sido así.
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