lunes, 8 de noviembre de 2010

El viaje por la Evolución Humana

La visita al parque de Arqueopinto nos ofrece diferentes posibilidades de acercarnos a la Prehistoria.

El taller de pintura estilo rupestre:



Frotamos las manos con polvos de ocre y unas gotas de agua.



Presionamos un poco. Retiramos con cuidado.



Ya tenemos nuestro nombre, nuestra firma en la Prehistoria.



El dibujo con ayuda de un palo, ocres negro, rojizo o amarillo.



Conocer en qué consiste el trabajo de arqueóloga con Estefanía:
Buscar los huesos, estudiarlos y adivinar de quién pueden ser.

Recorrer la Senda de la Evolución Humana,
viajamos atrás en el tiempo junto a los primeros Homo Australopitecus.



Debe ser el padre o el marido de Lucy.



Vimos al Homo Antecessor de Atapuerca con los primeros calzoncillos de piel de oso.
En ese mismo lugar, descubrieron hachas bifaces de sílex. Estefanía golpea dos piedras y saca una lasca muy fina, con la que corta el pelo a Noah.



Las hachas de piedra y las puntas de lanza son de los Neanderthales. La mujer embarazada se abriga con una piel de zorro. Lleva en la mano una bolsa de agua, sacada de la vegiga de un mamut. Muestra dos piedras brillantes, de pirita y las golpea a ver si echan chispas. Huele a quemado.



Los que cazan en grupo y a mayor distancia son los Cromañones.
Se ayudan del propulsor, girando el brazo a modo de palanca.



La cierva, que lo oye todo, ni se inmuta.



Entramos en una cabaña del Neolítico. Estefanía creó fuego golpeando dos piedras, una de pirita. Con el calor derritió resina de pino que usó para pegar la punta de una flecha que nos regaló.

El Neolítico...¡Eso es otra historia! ¡Bueno, prehistoria!

¡Qué visita tan aprovechada!

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