Los primeros
hombres que domestican animales lo
hacen en el Próximo Oriente
y desde allí se van extendiendo lentamente hacia
otras zonas como la Península Ibérica.
El primer animal domesticado fue el perro, utilizado como ayuda para
cazar
y posteriormente para la
domesticación de otros animales como la cabra, oveja,
buey, caballo o cerdo.
Todos estos animales procedían de los salvajes
como los lobos, cabras montesas
y jabalíes.
Los beneficios de la ganadería son evidentes: permiten la obtención de
alimento
sin tener que depender de la caza, aún siendo ésta importantísima
todavía.
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