Lleva cada día un bolso distinto, del mismo color que su vestido.
Una mañana de verano la invitaron a navegar en un barco.
Se presenta en el puerto, al lado de la playa, con tacones.
¡No se acordó de ponerse las playeras o las chanclas!
Al mínimo movimiento de las olas, se enganchó un tacón
con el banco de madera y ¡cayó al agua!
La tiraron un salvavidas y pudo agarrarse.
¡Menos mal! Tendré más cuidado la próxima vez.
Presumida va la b,
con su bolso y sus tacones
del color de sus vestidos,
caminando a trompicones.
¡Ay! Ya se ha tropezado,
casi ha besado el suelo.
¡Qué gran suerte que ha tenido
que no se ha roto ni un dedo!
¡Ay chúmbala, catacachúmbala!
¡Ay chúmbala, catacachún!
¡Ay chúmbala cómo me río!
¡La chula que se ha caído!
Para escribirla decimos:
Lazo al cielo
y el abejorro dentro.
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