Érase que se era una isla muy pequeña flotando en mitad de
un mar lejano donde apenas vivían un grupo de indios
que se pasaban la vida cazando y danzando alrededor del fuego.
Un día, el jefe de la tribu, Inocencio el Intrépido, anunció
que daría un premio al indio que lograra el caballo más fuerte y veloz.
El indio Hilario está triste porque no tiene caballo
y no puede participar en la carrera.
Desea tanto galopar, que se duerme apoyado en su tipi
y sueña toda la noche con un hermoso caballo,
que trotaba por toda la isla sin descansar.
Al despertarse por la mañana y querer saludar a sus vecinos,
de su boca sale el sonido del relincho de un caballo: ¡i i i i i i i!
Muy feliz trota entre las palmeras y come hierba fresca.
¡No paró en todo el día!
A la luz de la Luna, se reúnen alrededor de la hoguera
para buscar una solución al extraño comportamiento de Hilario.
Llaman al Hada Acaramelada, quién les dice la fórmula mágica:
- Traer a Hilario junto al fuego y, después de rociarle con zumo de higos,
bailar la danza de la i.
Así lo hicieron, unos fueron a recoger un montón de higos,
otros le sujetaron frente a la hoguera y juntos bailaron
la danza de la i toda la noche.
Al momento, Hilario volvió a ser el de antes y alegre,
para el asombro de todos, les contó que todo había sido un sueño.
¡Menos mal! Hilario se sintió feliz al comprender que
lo importante no es tener el mejor caballo, sino que
los amigos te quieran y se preocupen por tí.
Cantamos todos juntos, con la melodía de
Al pasar la barca,
la danza de la i :
Indiecito i
deja de sufrir.
Como un caballito
no puedes seguir.
Indiecito i
deja de sufrir.
Vente con nosotros
y serás feliz.