Picasso pintó este cuadro en los primeros meses de 1.901, cuando apenas contaba 20 años.
Autorretrato de la misma fecha.
Llega a Madrid después de estar una temporada en París y en Barcelona.
Monta su Estudio en la calle Zurbano y comienza a pintar temas con mucho colorido,
en los que se aprecian las influencias impresionistas que había conocido en París.
Entabla relaciones con los artistas y escritores del momento, funda la revista
Arte Joven e intenta implantar en la capital esa tendencia artística denominada Modernismo,
que en Barcelona avanzaba desafiante con creadores como Gaudí, frente al Clasicismo imperante de Madrid.
El escritor Pío Baroja en sus Memorias nos lo cuenta:
"Pablo Picasso, cuando estuvo en Madrid, había tomado un estudio en la calle de Zurbano
y se dedicaba a pintar de memoria figuras de mujeres de aire parisiense,
con la boca redonda y roja".
La mujer en azul 1.901
No se conoce la identidad de la modelo. Sí que la falda inflada del vestido nos recuerda
a las meninas de Velázquez, sobre la que cae una faja verde de un lazo en forma de
mariposa anudado alrededor del cuello, por el que asoma el rostro, en el que destacan
los labios rojos, como los de las coristas del Moulin Rouge de los carteles de Toulouse-Lautrec y el exagerado tocado de flores y plumas sobre la cabeza.
Un brazo estirado hinca un paraguas o una sombrilla en el suelo.
Esta Gran Dama del Museo luce preciosa después de los trabajos de restaruración
que la han eliminado los barnices amarillentos, que mezclados con los azules,
verdeaban su imagen.
Si pudieran hablar esos labios tan llamativamente coloreados,
nos contarían historias asombrosas, sobretodo después de haber permanecido
encerrada en los sótanos del museo más de 50 años.
La pintamos ¡a lo grande!
Coloreamos la cara y los labios con ceras blandas.
Pintamos el cuerpo del vestido y el brazo estirado con cobre.
La falda de azul clarito.
Liamos tiras y bolitas de papel de celofán
y las pegamos con ritmo: Arriba/Abajo.
Las plumas en la cabeza nos ayudan las seños.
¡Qué guapa y qué elegante!
¡Ahora sí que pareces una princesa!
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