Las palabras del libro entornan los ojos de la mayor y abren desmesuradamente los de la pequeña. La ensoñación de una se complementa con los descubrimientos de la otra.
Ambas hermanas representan las dualidades de la lectura: mirar dentro y mirar fuera, ensimismarse y evadirse, ser uno y ser otro.
Un pequeño poema de Angel González muestra la emoción que puede transmitir la lectura.
Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
- ¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
- Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.
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