Una buena manera de estrenar la témpera en barra
es pintar la careta de Rodolfo el reno.
¡Qué blanditas son!
¡Parecen pinturas de cara!. ¡ Y un pintalabios!
Troquelamos con cuidado.
¡Vaya renos más chulis!
Rodolfo es muy vergonzoso y, cuando se pone nervioso
o preocupado por algo, se le ilumina la nariz roja, roja.
Papá Noel se fija en él y le pide que tire del trineo.
Era Rodolfo un reno
que tenía la nariz
roja como la grana
y de un brillo singular.
Todos sus compañeros
se reían sin parar
y nuestro buen amigo
sólo y triste se quedó.
Pero Navidad llegó.
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
por su singular nariz.
Tiranndo del trineo
fué Rodolfo sensación.
Y desde aquél momento
toda burla se acabó.
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